LAS OTRAS PANDEMIAS


Por Ricardo Luis Mascheroni -docente-

“Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causa de enfermedad, son unas pobres causas.” Ramón Carrillo

A la par del covid, pero más extendidas, otras pandemias sobrevuelan el Planeta, poniendo en riesgo la vida de millones. Los tratamientos y servicios médicos existentes son prácticamente inútiles. El silencio en torno a ellas aturde.

Sus efectos, sentidos en gran parte de la humanidad, avanzan a pasos agigantados según distintos informes. Muchos la atribuyen a una plaga bíblica, como castigo divino por una conducta pecaminosa.

Los gobiernos no dan la voz de alarma, por temor a reacciones, aumentando los riesgos, ya que ante la falta de información la gente no actúa preventivamente  y sucumben ante la plaga.

Parece imposible evitar la expansión, pero se podrían tomar precauciones y tener un sistema de alerta que le haga frente, con chances de diezmarla ya que para combatirla hay que aislar a los afectados, ponerlos en cuarentena, evitando su contacto con individuos sanos, realizar campañas y promover medidas que impidan su expansión.

Esta pandemia que deja millones de víctimas, se origina en un vector llamado ROC. Cada uno se preguntará qué es este virus: es RIQUEZA OBSCENA CONCENTRADA (ROC), originada por la PLEONEXIA, palabra griega que designa el apetito insaciable de poseer bienes materiales, ligada a la vanidad, el egoísmo, el sentirse el centro del mundo y acaparar todo. Platón consideraba la PLEONEXIA como una verdadera “enfermedad moral”.

Los portadores, no son difíciles de hallar, basta ojear revistas como Forbes, Fortune, Business Week, Caras y otras. Los organismos impositivos los conocen, pero poco hacen para neutralizar sus efectos, cuando no los apañan.

Tan es así que 600 milmillonarios con ROC, en E.E.U.U, mientras la desigualdad aumentaba, se perdían 22 millones de empleos y la economía se hundía, ganaron 282 mil millones de U$S, en 23 días. 

Las hambrunas, la violencia, la falta de educación y salud, la contaminación del suelo, aire y agua, las malformaciones, la condena a muerte de niños, aún antes de nacer, también son su consecuencia directa.

El virus dividió al mundo en enriquecidos y empobrecidos, para que haya pocos ricos, debe haber muchos pobres.

La situación es tan grave, que más de la mitad de la riqueza mundial esté en manos de solo el 1% de la población y que las 80 personas más ricas del mundo tienen una riqueza igual al 50% más pobre.

Se imagina a 80 personas?; propietarias de la misma riqueza que suman más de 3.500 millones de las personas más pobres del mundo.

Preocupa que rara vez se señalen a los responsables de estas calamidades y la mayoría de las veces, simplemente se repudian nombres de fantasías, como: Bayer, Monsanto, Barrick Gold, Chevron, Coca Cola, Pfizer, BP, Vale y otras, sin nunca saber, quiénes son las personas que están detrás de cada una de esas empresas.

Mientras los medios, hablan de otras cosas, esos grupos mediante el DIOS MERCADO regulan nuestras vidas y  nuestras muertes, invisibilizados.

Como dice Ralph Nader: “Hay demasiado poder y riqueza en demasiado pocas manos.”

Los remedios que recomiendan los expertos son: el IMPUESTO A LAS GRANDES FORTUNAS PERMANENTE, entre otros, pero los afectados y sus chamanes mediáticos le declararon la guerra. Cuando se apliquen el mundo amanecerá un poco menos injusto y la esperanza de vida renacerá para tantos condenados a muerte sin justificación alguna.

El Papa, que sabe del problema, quizás debería excomulgar a todos los católicos que motivan los desastres que con justicia denuncia, o tal vez la Corte Internacional de Justicia, debería tipificar a los ROC, dentro de los delitos de lesa humanidad, por ser los responsables de guerras, genocidios y exterminios varios.

La parafernalia comunicacional sigue haciendo hincapié en el coronavirus, y sobre estos temas acuciantes y cuantitativamente más significativos, mantienen un silencio preocupante, cuando no cómplice.

Otra pandemia silenciada, que provoca graves efectos ambientales y sanitarios, es la contaminación del aire en los conglomerados urbanos donde vive la mayor cantidad de personas y que en nuestro país se agrava el problema ya que el 90 % de la población habita en las urbes.  

Las muertes prematuras por aire viciado llegaron en el 2019 a los 8,8 millones de personas. Lo que equivale a que, una de cada 5 decesos, sea por esta causa.

Respirar aire contaminado provoca más muertes que el tabaco. Estudios indican que caminar media hora en un microcentro atestado de autos, equivale a fumar entre 15-40 cigarrillos por día, producto de la emisión de gases, humos y partículas de escapes y chimeneas. En tal sentido la polución causada por el diesel, es particularmente letal, ya que el mismo ha sido catalogado como probadamente cancerígeno.

Las consecuencias se expresan en Cardiopatías; Accidentes cerebrovasculares; (EPOC);  Infecciones vías respiratorias; Cáncer de tráquea, bronquios y pulmón; etc. las que están a la orden del día, pero no tienen repercusión en los medios, salvo publicaciones especializadas.

Soy un convencido que el mejor remedio para estos males, están en la política y la ideología, pero escasean y no se encuentran en farmacias.


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