Por Jorge Álvarez
El mundial ayuda en distintas cuestiones. Primero la salud, porque aunque no creas, un mes de distracción, relax, es una excelente medicina para la salud. Pero no solo eso, ayuda a compartir con la familia, con amigos, acerca extraños, da pie para conversaciones, causa alegría (o tristezas) pero algo siempre provoca.
Los comerciantes están contentos porque venden más. Más camisetas, botines, zapatillas, gorro, bandera y vincha. Bares y confiterías se llenan. De pronto todos se hacen más nacionalistas. Descubren la bandera, se sienten más argentinos que nunca.
Es increíble como ha crecido este deporte. Muchos fueron los factores. Convengamos que hasta con un bollito de papel se puede jugar al fútbol…no es el fútbol americano. Como se incorporó la mujer, como participan los niños. Todos celebran juntos (o se amargan…pero juntos, compartiendo).
El mundial es una alegría y ahora se le agrega un elemento cultural más que interesante al jugarse por primera vez en un país árabe. Conocer una cultura tan distinta. Además Qatar se ha transformado en la meca de la arquitectura vanguardista, de la ingeniería y la tecnología en aplicaciones prácticas que sorprende.
El mundial es una alegría…para colmo dicen que el mejor jugador del mundo, otra vez, es ARGENTINO…vamoooo nomaaaaaa!