Por Ricardo Luis Mascheroni -docente-
En estos días de encierro sanitario y obligatorio, me dediqué a leer o releer gran cantidad de libros, ya que soy un convencido de lo expresado por Luis de León, que afirmaba: “Los libros me enseñaron a pensar y el pensamiento me hizo libre”.
Desempolvé uno, que a principios de siglo, fue casi de cabecera, un texto que no se si entró al país, muy esclarecedor sobre las nuevas tecnologías y las formas de dominación.
Si les interesa, se titula “El Siglo ETC” “Erosión, Transformación Tecnológica y Concentración Corporativa en el Siglo XXI”, el autor Pat Roy Mooney, es premio Nobel alternativo de la Academia Sueca.
Voy a citar algunos de sus párrafos, muy relacionadas con lo que el mundo padece y sobre los posibles orígenes de la pandemia, para qué juzguen por sí mismos, a qué nos estamos enfrentando.
“El 11 de Mayo de 1996 la revista New Scientist publicó un informe especial sobre “bioterrorismo”. En él se advertía que la utilización de bacterias y virus como armas no era sólo probable sino casi inevitable. El informe señalaba que la guerra biológica no requiere biotecnologías sofisticadas, …y que sería casi imposible monitorear a las instituciones y los científicos capaces de desarrollar tales armas”. “Esas armas serán utilizadas especialmente para el sabotaje económico”.
Estamos hablando de casi un cuarto de siglo atrás.
“Futuros campos de batalla”
“También en mayo de 1966 el ejército de EE.UU. convocó un taller de dos días sobre las futuras implicancias militares de la biotecnología, organizado a través de un contrato con ScienceApplications International Corporation (SAIC). BIOTECNOLOGY 20/20 se llamó el taller (qué casualidad), y reunió a personas claves de la Dirección de Misiones Especiales del Pentágono, la Dirección de Batallas Futuras” y otras áreas militares y científicas. “…los teóricos del SAIC llamaron la atención del taller sobre una variedad demasiado creíble de juguetes mortales que podrían ser viables militarmente para el 2015/2020. Los avances científicos están conduciendo no sólo a la muerte de la distancia (tema militar recurrente), sino al fin de los campos de batalla. No hay defensas.”
“El arma que se usará”
Por último, a los efectos del presente, el libro sintetiza las posibilidades del arma biológica, ya que muchos países pueden disponerla, y entre las razones de su uso se expresa que:
“No hay materias primas cruciales cuya extracción, manufactura o transporte puedan ser monitoreadas con facilidad”;
“Es barata. El mayor costo de las armas modernas se destina en llevar el explosivo hasta el blanco. Las armas biológicas pueden viajar en la clase económica de una aerolínea comercial”;
“Nadie sabrá quién lo hizo. Puede ser imposible rastrear el origen del ataque”;
“Nadie sabrá qué se hizo. Si el arma escogida es la mutación de una enfermedad conocida, puede ser imposible demostrar que el ataque fue intencional”;
Las bioarmas pueden ser usadas para la guerra económica – apuntando a cultivos o ganado en lugar de personas.”
“Serán utilizadas”; la guerra biológica se producirá y puede ser contenida o no.”
Más allá de estas afirmaciones, tengamos presente que ya “en 1996 el gobierno británico advirtió a la Convención sobre Armas Biológicas de Ginebra, que la información derivada del Proyecto Genoma Humano…podría ser considerada para diseñar armas dirigidas contra grupos étnicos o raciales específicos…” o etarios podemos agregar.
Ciencia ficción, hipótesis conspirativa o realidad, saque cada uno sus propias conclusiones sobre el mundo que se avecina o que ya transitamos, en que la explosión demográfica es una de las hipótesis de conflicto más fuertes para muchos países, que ven con mucha preocupación el crecimiento de la población planetaria.
El proyecto referido del Genoma Humano y la tecnología 5G podrían confirman todas las sospechas en el sentido expuesto.
Con estas citas no hago imputación alguna, simplemente trato de advertir sobre circunstancias que deberíamos reflexionar seriamente y que ponen un signo de interrogación sobre el futuro común.
En esta época de pandemia, muchos afirman que estamos en guerra contra ella, sería lamentable que ello pudiera confirmar la máxima que reza: “En las guerras lo primero que muere es la verdad” y nunca sepamos lo que está pasando.
Ricardo Luis Mascheroni – docente