Al fin adoptaron las vitaminas C y D como parte del tratamiento convencional contra el coronavirus, SARS-CoV-2. Es probable que este afortunado giro de los acontecimientos salve miles de vidas y reduzca los costos de la atención médica.
En el sistema hospitalario más grande del Estado de Nueva York, a los pacientes con coronavirus en estado grave se les está administrando 1500 miligramos de vitamina C por vía intravenosa de tres a cuatro veces al día, junto con otros tratamientos convencionales.
La vitamina C en dosis muy altas actúa como un medicamento antiviral, que puede matar el virus.
El Dr. Tom Frieden, antiguo jefe de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), y el Dr. John C. Umhau, un especialista en salud pública de los NIH, destacan en artículos recientes los beneficios de la exposición al sol y de los suplementos de vitamina D para ayudar a reducir el riesgo de infección por SARS-CoV-2.
Aunque la vitamina D no parece tener un efecto directo sobre el virus, fortalece la función inmunológica y permite que el cuerpo combata el virus con mayor efectividad. También ayuda a suprimir los procesos inflamatorios
¿Recuerda que el año pasado reporteros del Washington Post se atrevieron a declarar que las vitaminas C y D no podían (y no deberían) utilizarse para combatir infecciones respiratorias?
La información que les compartí sobre su uso se consideró tan peligrosa para la salud pública que los supuestos “defensores de la verdad” patrocinados por la industria farmacéutica, como NewsGuar, calificaron mi información como “falsa”.
Cómo han cambiado las cosas. Después de difamarme, ahora las vitaminas C y D se están utilizando (al fin) como parte del tratamiento convencional del nuevo coronavirus, SARS-CoV-2.
Eso solo demuestra que la verdad siempre sale a luz. Cuando se vacía el botiquín y los médicos no tienen muchas opciones, lo básico vuelve a ser lo más viable, y esa es una excelente noticia, porque además de salvar miles de vidas, ayudará a reducir los costos de atención médica.
La vitamina C como parte del tratamiento para combatir las infecciones por coronavirus.
Según lo informado por el diario New York Post el 24 de marzo de 2020:
“De acuerdo con el Dr. Andrew G. Weber, Weber, un neumólogo y especialista en cuidados críticos afiliado a dos instalaciones de Northwell Health en Long Island dijo que, “en el sistema hospitalario más grande del estado de Nueva York, a los pacientes con coronavirus en estado grave se les está administrando 1500 miligramos de vitamina C por vía intravenosa.
También dijo que las mismas cantidades de este poderoso antioxidante se administran de tres a cuatro veces al día… El régimen se basa en tratamientos experimentales administrados a personas con coronavirus en Shanghái, China…
“Los pacientes que recibieron vitamina C obtuvieron mucho mejores resultados que aquellos que no recibieron vitamina C”, dijo. “Ayuda muchísimo, pero no se habla mucho de ella porque no se trata de un sofisticado medicamento…
Weber dijo que los pacientes con coronavirus que sufren de sepsis, una respuesta inflamatoria que ocurre cuando el cuerpo reacciona de forma exagerada a la infección, tienen niveles muy bajos de vitamina C. “Así que tiene lógica tratar de mantener los niveles de vitamina C”, dijo”.
Según un portavoz de Northwell Health, los reportes han confirmado que el sistema hospitalario está utilizando la vitamina C “ampliamente” para combatir el coronavirus. Según Weber, la vitamina C se utiliza junto con el medicamento antipalúdico, hidroxicloroquina y el antibiótico azitromicina, que también han demostrado ser prometedores en el tratamiento con coronavirus.
La vitamina C es un “medicamento” antiviral muy desaprovechado
De acuerdo con el Dr. Ronald Hunninghake, un experto reconocido internacionalmente en vitamina C que supervisó a decenas de miles de administraciones de vitamina C por vía intravenosa (IV), esta vitamina es “definitivamente una modalidad muy desaprovechada en enfermedades infecciosas”, al considerar que “es un tratamiento de primer nivel contra las infecciones”.
En nuestra entrevista, Hunninghake sugirió que una de las razones por las que la medicina ha tardado en reconocer la importancia de la vitamina C tiene que ver con el hecho de que la consideran una vitamina, cuando en realidad es un agente oxidante que cuando se administra en dosis elevadas puede ayudar a eliminar los patógenos.
También existen factores financieros. En resumen, es demasiado económica. La medicina convencional, como regla general, no está interesada en soluciones que no producen ganancias significativas. Una de las razones principales por las que están utilizando la vitamina C para combatir el COVID-19, es sin duda el hecho de que no había medicamentos costosos en el arsenal médico a los que se pudiera recurrir.
En mi entrevista del 17 de marzo de 2020, con el Dr. Andrew Saul, editor en jefe del Servicio de Noticias de Medicina Ortomolecular, menciona estar en contacto con un médico de Corea del Sur que les administra a los pacientes y al personal médico 100 000 UI de vitamina D junto con hasta 24 000 mg (24 gramos) de vitamina C por vía intravenosa. “Y ha reportado que estas personas han mejorado en cuestión de días” dice Saul.
Como explicó Saul, la vitamina C en dosis muy altas actúa como un medicamento antiviral, que puede matar el virus. Si bien tiene actividad antiinflamatoria, que ayuda a prevenir la cascada masiva de citoquinas relacionada con la infección grave por SARS-CoV-2, es probable que su capacidad antiviral tenga más que ver en que es un captador de radicales libres barato y efectivo.
Como lo explicó Saúl en nuestra entrevista:
“La opinión de Cathcart es que la vitamina C ofrece los electrones para combatir los radicales libres. Y según, Cathcart y Levy, por eso la vitamina C (en dosis muy altas) puede considerarse un antiviral.
En dosis moderadas, la vitamina C fortalece el sistema inmunológico porque los glóbulos blancos la necesitan para funcionar adecuadamente. Los glóbulos blancos transportan una gran cantidad de vitamina C, por lo que la vitamina C refuerza el sistema inmunológico a través de los glóbulos blancos”.
La vitamina C trata eficazmente la sepsis
Aunque el protocolo de vitamina C es nuevo para el tratamiento del COVID-19, se ha utilizado como tratamiento para la sepsis desde 2017. El protocolo de tratamiento contra la sepsis a base de vitamina C fue desarrollado por el Dr. Paul Marik, un médico de cuidados críticos. En el Hospital General Sentara Norfolk en el este de Virginia, que desde entonces lo adoptó como el estándar de atención para la sepsis.
Su estudio clínico retrospectivo demostró que administrar 200 mg de tiamina cada 12 horas, 1500 mg de ácido ascórbico cada seis y 50 mg de hidrocortisona también cada seis horas durante dos días redujo en un 40 % al 8.5 % la mortalidad de los pacientes.
Es importante mencionar que el tratamiento no produce efectos secundarios, es económico, se puede conseguir con facilidad y es sencillo de administrar, por lo que no existen riesgos involucrados.
En 2009, se demostró que la vitamina C por vía intravenosa era un tratamiento efectivo contra los casos graves de gripe porcina, así que es comprensible que los médicos chinos y estadounidenses tengan esperanzas para utilizarla contra el coronavirus.
Ya hay un ensayo clínico en ClinicalTrials.gov. Una investigación más reciente, publicada el 9 de enero del 2020, encontró que el protocolo de sepsis de Marik también redujo la mortalidad en pacientes pediátricos.
El estudio se realizó en el centro Ann & Robert H. Lurie Children’s Hospital of Chicago, y como señaló Science Daily, los datos preliminares de este estudio “respaldan los resultados prometedores observados en los adultos”.
La vitamina C llamó mucho la atención durante la pandemia de SARS
En 2003, durante la pandemia de SARS, un investigador finlandés solicitó una investigación sobre el uso de vitamina C, la cual demostró que protegía a los pollos contra el coronavirus aviar, reducía la duración y la gravedad del resfriado común en los humanos y disminuía la susceptibilidad a la neumonía. En su carta, publicada en el Journal of ANtimicrobal Chemotherapy, Harri Hemilä escribió:
“Recientemente, se identificó un nuevo coronavirus como la causa del síndrome respiratorio agudo grave (SARS). En ausencia de un tratamiento específico para el SARS, se debe considerar la posibilidad de que la vitamina C pueda mostrar efectos no específicos en varias infecciones virales del tracto respiratorio.
Muchos reportes indican que la vitamina C puede afectar el sistema inmunológico, la función de los fagocitos, la transformación de los linfocitos T y la producción de interferón. En particular, la vitamina C aumentó la resistencia de los cultivos de órganos traqueales en los embriones de pollo a la infección causada por un coronavirus aviar”.
Incluso antes de eso, muchos estudios ya habían demostrado la utilidad de la vitamina C contra infecciones de diversos tipos.
Por ejemplo, un estudio aleatorizado doble ciego publicado en 1994 encontró que las personas de edad avanzada que padecían infección respiratoria, recibieron 200 miligramos de vitamina C al día y obtuvieron resultados significativamente mejores que las que recibieron un placebo.
Según los autores, “este fue particularmente el caso para aquellos que comenzaron el ensayo con enfermedades más graves, muchos de ellos tenían concentraciones muy bajas de vitamina C en plasma y glóbulos blancos al comienzo del estudio”.
El jefe de los CDC hace una declaración sorprendente sobre la vitamina D
La vitamina D es otro componente poderoso en la prevención y el tratamiento de la influenza. Aunque la vitamina D no parece tener un efecto directo sobre el virus, fortalece la función inmunológica y permite que el cuerpo combata el virus de la manera más efectiva.
También, puede suprimir los procesos inflamatorios. En conjunto, esto podría hacer que la vitamina D sea un gran aliado contra la infección por SARS-CoV-2.
Mi afirmación de que la vitamina D puede reducir el riesgo de infección fue respaldada públicamente el 24 de marzo de 2020, cuando el antiguo jefe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, el Dr. Tom Frieden, publicó un artículo de opinión en Fox News que decía que “la vitamina D puede reducir el riesgo de infección por coronavirus.” Frieden explica:
“Hay muchos disparates sobre curas milagrosas, pero la ciencia respalda la posibilidad, aunque no la prueba, de que la vitamina D puede fortalecer el sistema inmunológico, en especial en personas con niveles bajos.
La suplementación con vitamina D reduce el riesgo de infección respiratoria, regula la producción de citoquinas y limita el riesgo de otros virus como la gripe.
Una infección respiratoria puede provocar tormentas de citoquinas, un círculo vicioso en el que nuestras células inflamatorias dañan los órganos de todo el cuerpo, lo que aumenta la mortalidad de las personas con COVID-19. Los niveles adecuados de vitamina D podrían proporcionar una protección para las poblaciones vulnerables”.
En este momento, no sabemos si la deficiencia de vitamina D juega algún papel en la gravedad del COVID-19. Pero dada la alta prevalencia de deficiencia de vitamina D en este país, es seguro recomendar que las personas deben recibir dosis apropiadas de vitamina D todos los días.
El cuerpo de la mayoría de las personas produce vitamina D en la piel cuando se expone al sol. Alrededor de 15 minutos diarios de luz solar directa son suficientes para que el cuerpo de la mayoría de las personas produzca suficiente vitamina D; sin embargo, las personas con piel más oscura necesitan una mayor exposición a los rayos del sol para producir la misma cantidad.
En invierno, es posible que las personas en las latitudes del norte no puedan producir vitamina D derivada de la luz solar. El protector solar alarga el tiempo de exposición necesario. Así que muchas personas necesitarán algún suplemento de vitamina D”.
Especialista en salud pública analiza la vitamina D
Del mismo modo, en un artículo del sitio web MedPage Today publicado el 25 de marzo de 2020, el Dr. John C. Umhau escribe lo siguiente:
“Como especialista en salud pública en los Institutos Nacionales de Salud, describí cómo la falta de vitamina D inducida por el sol durante el invierno y a principios de la primavera provoca infecciones respiratorias agudas epidémicas (y esto probablemente incluye virus como el COVID-19).
Esa revisión, citada casi mil veces, argumentó que los grupos con niveles bajos de vitamina D, los obesos, las personas de edad avanzada y aquellos con piel oscura, pueden requerir hasta 5000 UI de vitamina D al día para obtener un nivel de 25-hidroxivitamina D de 50 ng/ml, cantidad que parece ayudar proteger contra las infecciones virales respiratorias.
No se ha desarrollado una estrategia de investigación patrocinada por el gobierno para estudiar este tema, ya que los funcionarios explicaron que no había autorización para explorar una alternativa al programa de vacunación existente.
Sin embargo, otros investigadores decidieron hacerlo y proporcionaron pruebas convincentes de que la vitamina D podría reducir la incidencia de infecciones respiratorias agudas”.
Si bien Umhau especifica una dosis diaria, es muy importante recordar que las dosis requeridas pueden variar entre una persona y otra, además el factor más importante aquí es su nivel de sangre. Por lo que, debe ajustar la dosis de vitamina D a su nivel específico de vitamina D recientemente medido.
No he tomado vitamina D oral durante más de una década y mi nivel es superior a 70 ng/ml, esto se debe a casi todos los días camino bajo sol durante una hora, sin camisa. No tomo ningún suplemento de vitamina D.
Para aquellos que no pueden exponerse al sol y tienen niveles bajos, las dosis de vitamina D3 pueden ser de 10 000 unidades por día o incluso más, pero la única forma de saberlo es medir sus niveles en sangre.
Para eso, debe hacerse la prueba y luego tomar la dosis necesaria para llegar al rango ideal. Y aunque 50 ng/ml podrían ser suficientes, recomiendo un nivel de vitamina D entre 60 ng/ml y 80 ng/ml para tener una salud óptima y prevenir enfermedades. La investigación de D *Action de GrassrootsHealth ha demostrado que se requieren al menos 40 ng/ml para reducir el riesgo de mchas enfermedades.
En su artículo, Umhau cita un metanálisis de 2017 de 25 ensayos controlados aleatorios que muestra que los suplementos de vitamina D podrían haber ayudado a prevenir infecciones respiratorias agudas.
Las personas con niveles de vitamina D por debajo de 10 ng/ml, que es un estado de deficiencia grave, reducen su riesgo de infección a la mitad, mientras que las personas con niveles más altos de vitamina D reducen su riesgo en aproximadamente un 10 %.
Es importante destacar que, entre aquellos con deficiencia grave de vitamina D, según el punto de referencia, descubrieron que solo es necesario tratar a cuatro personas para prevenir una infección. Eso es MUCHO más efectivo que la vacunación contra la influenza, que requiere vacunar a 71 personas para prevenir un solo caso de influenza.
Según este equipo de investigación internacional, tan solo el Reino Unido, los suplementos de vitamina D podrían prevenir más de 3.25 millones de casos de resfriado y gripe cada año. En mi opinión, optimizar sus niveles de vitamina D es una de las mejores estrategias disponibles para prevenir enfermedades respiratorias de todo tipo.
Recomendación sobre la exposición al sol
Umhau también señala que:
“La investigación sobre cuidados críticos también documenta el importante efecto de la vitamina D en la supervivencia de los pacientes en estado crítico con síndrome de dificultad respiratoria aguda.
Existen varios mecanismos por los que la actividad de la vitamina D es crítica para la defensa inmunológica: la vitamina D actúa para mantener las uniones estrechas, promover el efecto de los péptidos antimicrobianos (es decir, catelicidina y defensinas) y moderar la respuesta inflamatoria.
Identificar y tratar a las personas con deficiencia de vitamina D es una estrategia muy útil para reducir el riesgo de COVID-19. Como se describe en la revisión de BMJ, tomar vitamina D3 oral de forma regular, ayuda a mitigar la infección, sin embargo, no hay un consenso que determine la dosis oral ideal.
La dosis en bolo no parece proporcionar beneficios contra la infección, lo que tal vez se deba a la desregulación del metabolismo de la vitamina D. Puede haber una alternativa simple pero efectiva.
Dado que exponer todo el cuerpo a los rayos del sol puede proporcionar una corrección rápida y duradera de la deficiencia, esto puede ayudar a aumentar las defensas inmunológicas de las personas. Al carecer de una investigación definitiva, cualquier riesgo por exponer el cuerpo a los rayos del sol de forma segura es mejor que correr el riesgo de COVID-19″.
Recomendaciones sobre las vitaminas C y D
Según la evidencia científica disponible, debemos considerar a las vitaminas C y D para la prevención y el tratamiento de COVID-19 y otras infecciones respiratorias.
Recuerde evaluar su nivel de vitamina D. Hágalo en casa y aléjese de los hospitales a menos que ya tenga síntomas de una infección respiratoria, como dificultad para respirar. En general, el nivel requerido es de 60 ng/mL.
GrassrootsHealth ofrece estas pruebas por medio de un kit de prueba de vitamina D como parte de su investigación patrocinada por los consumidores. Todas las ganancias de estos kits van directamente a GrassrootsHealth. No obtengo ningún beneficio de estos kits y solo los proporciono como un servicio para beneficio de mis lectores.
La vitamina C también es una ayuda crucial, tanto para la prevención como para el tratamiento de enfermedades virales. Puede encontrar reportes e investigaciones en relación a vitamina C y el COVID-19 en el sitio web del Servicio de Noticias de Medicina Ortomolecular.
Recomiendo usar vitamina C liposomal, ya que le permite tomar dosis mucho más altas que la vitamina C regular (ya que la vitamina C normal está limitada por su tolerancia intestinal).
El Dr. Robert Rowen, a quien entrevisté recientemente sobre el uso de vitamina C y la terapia de ozono para el COVID-19, sugiere que en el caso de una enfermedad grave se deberían tomar más de 6 gramos (6 000 mg) por hora para simular los niveles de administración por vía intravenosa. Profilácticamente, no se recomienda tomar dosis tan altas.
La única contraindicación para el tratamiento con altas dosis de vitamina C es si tiene deficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa (G6PD), que es un trastorno genético. El cuerpo requiere G6PD para producir NADPH, que es necesaria para transferir el potencial reductor y mantener la actividad de antioxidantes como la vitamina C.
Ya que los glóbulos rojos no contienen mitocondrias, la única manera de proporcionar el glutatión es a través del NADPH, y dado que la G6PD lo elimina, ocasiona el rompimiento de los glóbulos rojos por la incapacidad de compensar el estrés oxidativo.
Por fortuna, la deficiencia de G6PD es poco común y se puede analizar. Las personas de ascendencia mediterránea y africana tienen un mayor riesgo de deficiencia de G6PD. Se cree que la deficiencia de G6PD afecta a 400 millones de personas a nivel mundial, mientras que, en los Estados Unidos, se estima que 1 de cada 10 hombres afroamericanos la padecen.